El último Informe sobre Riesgos Globales del Foro Económico Mundial identifica los principales riesgos a los que se enfrentará el mundo en la próxima década.
Por otro lado, los expertos del Foro Económico Mundial dan su opinión sobre cómo sus sectores buscan gestionar los riesgos, desarrollar resiliencia y utilizar nuevas oportunidades para reforzar las defensas en 2023.
La crisis por el aumento del coste de la vida es el mayor riesgo a corto plazo, mientras que la incapacidad para mitigar el cambio climático y de adaptarse al mismo es la mayor preocupación a largo plazo.
El documento, elaborado en colaboración con Marsh McLennan y Zurich Insurance Group, se basa en las opiniones de más de 1200 expertos en riesgos globales, responsables políticos y líderes de la industria. En tres marcos de tiempo, pinta una imagen del panorama de riesgos globales que es a la vez nueva y extrañamente familiar, ya que el mundo enfrenta muchos riesgos preexistentes que anteriormente parecían estar retrocediendo.

Los conflictos y las tensiones geoeconómicas han desencadenado una serie de riesgos globales profundamente interconectados. Estos incluyen restricciones en el suministro de energía y alimentos, que probablemente persistirán durante los próximos dos años, y fuertes aumentos en el costo de vida y el servicio de la deuda. Al mismo tiempo, estas crisis corren el riesgo de socavar los esfuerzos para abordar los riesgos a más largo plazo, en particular los relacionados con el cambio climático, la biodiversidad y la inversión en capital humano.
El informe de este año explora cuatro posibles futuros para 2030 en torno a la rivalidad por los recursos y las policrisis que podrían surgir como resultado de la competencia por los recursos naturales, competencia impulsada por riesgos medioambientales, geopolíticos y socioeconómicos interrelacionados.
Llamamiento a una acción colectiva antes de llegar a un punto de inflexión
La mitigación integrada e inmediata es más crítica ya que enfrentamos algunas de las condiciones geoeconómicas más difíciles en una generación, donde vemos un cambio a una era de baja inversión, bajo crecimiento y baja cooperación, que corre el peligro de erosionar la resiliencia y acelerar los otros riesgos a los que nos enfrentamos.
Saadia Zahidi, Directora General del Foro Económico Mundial advierte: “El clima y el desarrollo humano deben estar en el centro de las preocupaciones de los líderes mundiales, incluso mientras luchan contra las crisis actuales. La cooperación es el único camino a seguir”.
Transición energética
La energía es un bloque fundamental de la economía global y, como tal, la crisis nos ha obligado a repensar fundamentalmente la forma en que la producimos, entregamos y, lo que es más importante, la consumimos. Sin embargo, abordar el statu quo y cumplir con las tres dimensiones de sostenibilidad, seguridad y asequibilidad es una tarea abrumadora y muy compleja, respaldada por una multitud de desafíos y entrelazada con ellos.
«El tiempo corre y se requieren cambios importantes de inmediato. La inversión, la transición y el despliegue a gran escala deben tener lugar para 2030», Roberto Bocca, Miembro del Comité Ejecutivo – Jefe de Energía, Materiales e Infraestructura.
Las crisis energética y alimentaria que han exacerbado el riesgo a corto plazo número uno de este año (el costo de la vida) están fundamentalmente relacionadas con la falta de mitigación y adaptación al cambio climático.
Casi 3600 millones de personas en todo el mundo están peligrosamente expuestas y son vulnerables a los impactos climáticos. El último informe del IPCC dejó en claro que estos impactos no se sentirán por igual. Los países en desarrollo, a pesar de su contribución limitada al cambio climático, están asumiendo la carga, pero ningún país ni economía es inmune a la crisis climática.
Si bien la tecnología y las energías renovables ofrecen soluciones, es necesario ampliarlas. Requiere un enfoque en abordar las barreras no económicas como los permisos y las aprobaciones aceleradas. En los mercados emergentes y en desarrollo, también debemos abordar el alto costo del capital. Necesitamos ayudar a impulsar la comercialización de la tecnología emergente reduciendo los costos de estas soluciones a través de la asociación y la colaboración.
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