Autor: Ismael Martín

Supongo que cada persona tiene su propio motivo para empezar con lo “social”. Yo, como la mayoría de las personas, necesité de un pequeño empujón para poder llevarlo a cabo. Siempre ha existido esa inquietud en mi de querer hacer algo, pero por excusas que uno se pone a si mismo (no tengo tiempo, aún soy muy pequeño, no tengo conocimientos, qué voy a poder aportar yo…) siempre es algo que fui dejando.

No fue hasta 3º de carrera cuando descubrí que se puede pasar del querer al poder. Y que es un paso muy fácil de dar. En ese momento, tras acudir a una charla que impartía la Fundación Ingenieros ICAI con el objetivo de darse a conocer y conseguir voluntarios para los diferentes proyectos, me ofrecí como voluntario y me asignaron al proyecto Kumbo.

En aquel momento no era más que un ingeniero con muchos conocimientos teóricos sobre física y matemáticas, pero la parte práctica es algo que aún me faltaba. Me incorporé al proyecto Kumbo con la pregunta de ¿qué es lo que un alumno sin ninguna experiencia técnica puede aportar? La respuesta la descubrí al poco tiempo de ponernos manos a la obra: mucho.

En este tipo de proyectos, donde el principal motivo por el que uno se involucra es poder ayudar, me he dado cuenta de que tener ganas es el principal factor para conseguir que se lleve a cabo. Cuando no existe una presión de un examen o un sueldo a fin de mes es muy fácil dejar lo social de lado. Por suerte, pude contar con un equipo increíble que tenía las mismas o más ganas que yo de conseguir que se llevara a cabo, siendo un factor extra para que todo rodara con increíble facilidad. Fue en aquel año cuando creamos un vínculo especial que hoy en día sigue vivo.

En el momento en el que decidí hacer voluntariado pensaba que mi colaboración iba a ser escasa, pero descubrí que sabía más de lo que creía saber. Y que podía aportar mucho más de lo que creía que iba a aportar. Además, todo este conocimiento se podía poner al servicio de una causa social que un futuro serviría para mejorar la calidad de vida de personas en Camerún.

Ya no es solo lo puedas aportar a los demás, que es algo increíble, sino que también es importante destacar el hecho de, viéndolo desde un punto más egoísta, lo que te aporta a ti como persona.

Por un lado, está el hecho de desarrollarte técnicamente. El hecho de enfrentarse a retos con una utilización mínima de recursos hizo que tuviese que desarrollar mi creatividad para llegar a soluciones diferentes. Los ejercicios teóricos de ICAI son pan comido al lado de los problemas reales que se nos presentaron. Por suerte, siempre cuentas con una amplia red de colaboración y gente en la misma situación que está dispuesta a ayudarte en la medida de lo posible.

Pero en mi opinión el aspecto más importante que desarrollas cuando te involucras en este tipo de proyectos es el vínculo social. El tener una causa y sentirte útil es una satisfacción personal que ningún otro tipo de proyecto en el que he participado ha sido capaz de dármelo. Saber que aquello que haces tiene un objetivo, que tiene un sentido y que encima no es el beneficio económico de alguna empresa, sino ser capaz de ofrecer una mejor calidad de vida a alguien que ni siquiera conoces le da un extra añadido al proyecto y a tu trabajo. Hay un porqué de hacer las cosas, y ese porqué es muy bueno.

Y por supuesto, la relación con los compañeros de proyecto. La experiencia me ha enseñado que los vínculos creados con el resto de voluntarios es algo totalmente diferente a una relación de amistad. No nos unía el hecho de haber ido a un bar a tomar unas cervezas o haber estado en la misma clase. Estábamos por el sentido de un objetivo: que nuestro proyecto saliese y poder hacerlo posible. Es por ello por lo que hoy en día, dos años después, aún seguimos unidos por ese vínculo que creamos.

Te das cuenta de que no estás solo. Que formas parte de una gran red de colaboración entre diferentes ONG, universidades, alumnos o voluntarios. Y todos ellos están dispuestos a echar una mano en aquello que necesites para dar su apoyo. Ahora se que puedo contar con una amplia red de personas u organizaciones que se involucraran conmigo en el desarrollo de un bien social.

Hacerme voluntario de la Fundacion Ingenerios ICAI me ha hecho darme cuenta de que como ingenieros tenemos mucho potencial. Nuestros conocimientos a nivel técnico son de una alta importancia para poder llevar a cabo todos los proyectos. Pero es nuestra capacidad de resolver problemas y de poder dar la vuelta a las cosas lo que nos hace muy buenos en términos de lo social. Se nos valora y agradece nuestro esfuerzo. Y por insignificante que pueda parecernos nuestra aportación, puede significar un gran cambio. Como ingenieros podemos decidir ponernos al servicio de los demás con el objetivo de servir a una causa y conseguir un desarrollo tanto a nivel de sociedad como a nivel personal.

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