Autora: Cristina Rufino

“Ami tomake bhalobasi”. Simplemente, «te quiero».  Una niña de apenas seis años con cuarenta de fiebre, tras llamarte mamá te dice que te quiere. Así es como en una frase se resumiría mi experiencia en la India, de la que nació el proyecto Rainbow Family.

Mi pasión por la India, el país, su cultura, su gente y su diversidad surgió en el verano de 2014. Por motivos diversos, ese verano tuve la oportunidad de viajar a la India con apenas 18 años y ser una voluntaria de la madre Teresa de Calcuta. Durante este primer contacto con India, mi “burbuja” explotó. Conocí un mundo completamente ajeno, inimaginable e irreal para mí. Donde millones y millones de personas viven en la completa miseria, sin ningún tipo de garantía de una comida diaria y, por supuesto, inmersos en una vida abocada al fracaso, muertes prematuras y sin ningún tipo de futuro más que la lucha por su propia supervivencia. Comprendí la necesidad de escuchar y ser escuchado, de poder apoyarte en alguien en tus momentos de dificultad y sobre todo de tener una muerte digna, serena y rodeada de alguien que cuide y vele por ti.

Cuatro años más tarde, más madura y más formada, volví a la ciudad que me había hecho comprender la suerte que tenía y me había hecho sentir la necesidad de dar gracias a mi familia por todas las oportunidades brindadas y a Dios por, simplemente, permitirme nacer donde me “tocó”.

Esta nueva experiencia, completamente distinta a la anterior, la tuve con la fundación Mary Ward en el proyecto de Loreto Rainbow Homes en Calcuta, en el que cuentan con seis casas en las que acogen a niñas que viven en las calles de la ciudad, con el fin de que tengan una vida alejada de las tratas, la prostitución y la mafia. Les garantizan un hogar seguro basado en la fraternidad y el amor y les aseguran una alimentación, seguimiento de su salud y una educación que les permita tener oportunidades el día de mañana.

Durante las cinco semanas que conviví con las 106 niñas del colegio Loreto School conocí en profundidad su cultura, religiones, formas de pensar y ver la vida y un largo etc. de contrastes que sin duda marcaron mi forma de comprender la vida. Con las más mayores se creó un vínculo de “hermanas” y tuvimos charlas reflexivas sobre temas polémicos  como el burka, el islam, la mujer en la India en contraste con la mujer occidental… Temas profundos, que permitieron crear una unión y una confianza que nos permitió una inmersión cultural brutal.

Sin embargo, mi debilidad son los “bebés”, las niñas de entre tres y seis años. Durante mi estancia, por las mañanas, era profesora en las clases de apoyo de estas niñas y estaba asignada como profesora a un grupo de 14 niñas de 6 años. Teníamos que comunicarnos -¡¡ellas sin hablar inglés y yo sin hablar hindi!!- y yo tenía que gobernar una clase donde a mis alumnas nunca les habían impuesto un orden o una norma y solo querían jugar y correr. Con un calor que en pleno julio monzónico agotaba al más duro, no había forma de “domar” a esas salvajillas. Fue un verdadero reto capaz a hundir al guerrero más motivado. Pero para mí fue el reto más reconfortante.

Por las tardes, ya en la casa Loreto Rainbow de la fundación, jugábamos con las más peques, les ayudábamos con los deberes y cuidábamos a las que estuvieran enfermas; éramos unas pequeñas madres dando todo el amor que estas niñas nunca habían recibido. Por ello, el 5 de agosto, día que nos marchábamos, en el momento de la despedida, las niñas se agarraban a nuestra pierna llorando y rogándonos que no nos fuéramos… ¿Hay algo más bonito que niñas que en un primer momento ni te miraban porque no te consideraban nadie, ahora llorasen con nosotras por nuestra partida…? Este hecho y todo lo que habíamos vivido antes, fue el motor para comenzar con el proyecto Rainbow Family.

Rainbow Family es un proyecto, apadrinado por la Fundación Mary Ward,  que estamos impulsando las siete amigas que fuimos el verano pasado a Calcuta.

Desde este proyecto trabajamos para apoyar a Rainbow Homes en dos aspectos:

Búsqueda de fondos, que faciliten la renovación de las potabilizadoras para los colegios, la incorporación de ventiladores y calefacción en aquellos colegios que no los tengan, el cambio del sistema de recogida de agua, la compra de medicamentos y enseres necesarios, la renovación de los uniformes, etc. También nos gustaría contar con una partida para que las niñas de los colegios puedan realizar algunas actividades culturales que les permitan conocer su ciudad, su entorno y cultura completando así una parte fundamental de su educación. El reto de Rainbow Family es construir un modelo de sostenibilidad que asegure la recurrencia de fondos durante los años venideros.

También trabajamos para organizar el voluntariado durante el verano, período en el que se realizarán las visitas y actividades culturales, lo que llevará consigo un intercambio cultural muy enriquecedor para ambas partes.

Por otro lado, el voluntariado es también la principal herramienta con la que contamos para la sensibilización con nuestra causa aquí España.

Con el fin de profesionalizar el trabajo que estamos haciendo desde Rainbow Family, y con el visto bueno de Comillas – ICAI, he hecho de este proyecto en mi Trabajo Fin de Máster y a día de hoy lo estoy trabajando de la mano de Fundación Ingenieros ICAI.

Si alguno está interesado en conocer más sobre lo que hacemos en Rainbow Family, le invito a que nos siga en Instagram. Y si alguno quiere contactarnos puede hacerlo a través de email:
rainbowfamilyvoluntariado@fundacionmaryward.org .

Y, recordad, cuando alguien os diga «te quiero», valoradlo mucho. Porque muchas personas no solo no lo dirán jamás, sino que nunca se lo dirán.

La imagen de la cabecera es de Glavo en pixabay

3 comentarios en «Mi experiencia en India»

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