Hoy, 16 de marzo se celebra el Día Mundial del Consumo Responsable. Una celebración que  desde  1983,  conciencia a  la ciudadanía sobre sus compras, y el impacto medioambiental que tienen nuestros hábitos de consumo.

De acuerdo con las estimaciones, teniendo en cuenta el ritmo acelerado de consumo que tenemos actualmente, para 2050 harán falta casi tres planetas como el nuestro para mantener nuestro modo de vida.

Por lo anterior, y considerando el impacto que estamos generando en la conservación de los recursos naturales, se definió el Objetivo de Desarrollo Sostenible 12: Garantizar modalidades de consumo y producción sostenibles que busca para el 2030 «hacer más y mejores cosas con menos recursos. Se trata de crear ganancias netas de las actividades económicas mediante la reducción de la utilización de los recursos, la degradación y la contaminación, logrando al mismo tiempo una mejor calidad de vida.»

La participación de diversos actores como gobierno, empresas privadas, ONG, científicos y las Instituciones de Educación Superior es clave para lograr cambios reales y alcanzar una gestión eficiente de los recursos naturales.

El consumo responsable implica tomar decisiones conscientes al comprar productos y servicios. Considerando su impacto en el medio ambiente, la sociedad y la economía, esto implica reducir el consumo excesivo, elegir productos y servicios que sean respetuosos con el medio ambiente y apoyar a empresas y organizaciones que promuevan prácticas sostenibles.

*Aquí te compartimos un listado de hábitos fáciles para cambiar hacia un consumo responsable , basándonos en las 3 R (Reducir, reutilizar, reciclar. Reduce la cantidad de residuos que produces, reutiliza los objetos para alargar su vida útil tanto como puedas y recíclalos cuando ya no te sirvan.

Hábitos para disminuir los residuos

  • Evita los productos de usar y tirar. Compra cosas que puedas reutilizar. Por ejemplo, si preparas una fiesta de cumpleaños para tu hijo o hija, cambia los vasos y platos de plástico que tirarás al acabar la fiesta por otros aptos para niños pero que puedas lavar y volver a utilizar en el siguiente cumpleaños. Ahorrarás montañas de basura.
  • Utiliza la menor cantidad de envoltorios posible, porque es más limpio quien menos ensucia. Por ejemplo, cuando vayas a comprar frutas y verduras, evita las bandejas blancas y los empaquetados excesivos. Estás pagando extra por el empaquetado que luego vas a tirar.
  • Reutiliza las bolsas que te dan en los establecimientos donde compras tus productos. Lo mejor, sin duda, es ir a la compra con nuestra bolsa de tela, que podemos llevar en el bolso, porque cuando está plegada ocupa muy poco espacio. En caso de que aún así necesites bolsas extras, cuando llegues a casa no las tires a la basura, almacénalas para cuando vuelvan a hacerte falta.

Hábitos para ahorrar energía

  • Utiliza luces de ambiente cuando veas la televisión. Si colocas lámparas con luces tenues y de bajo consumo en lugares estratégicos de la casa, puedes utilizarlas en lugar de la lámpara de techo cuando no necesites mucha iluminación, por ejemplo si estás viendo la televisión, escuchando música, etc. La lamparita de lectura también ahorra energía y cuida tus ojos.
  • Desenchufa los electrodomésticos cuando no los utilices. Algunos gastan energía incluso cuando están apagados pero conectados a la corriente eléctrica. Por ejemplo, no dejes cargando el móvil cuando ya tiene la batería llena.
  • Mantén la temperatura de tu hogar. En invierno, baja las persianas por la noche, que hace más frío, y súbelas por la mañana para que entre la luz del sol y caliente las distintas estancias. Para ventilar una estancia, con abrir la ventana durante 10 minutos tienes suficiente, no necesitas que se vaya todo el calor. En verano, hazlo al revés. En horas de más calor, baja las persianas para que no tengas que utilizar el aire acondicionado.

Hábitos para ahorrar alimentos y ser solidario en tus compras

  • Haz una lista de lo que necesitas antes de salir a comprar. De esta forma evitas las compras compulsivas que luego te harán arrepentirte de vuelta en casa.
  • Compra productos de Comercio Justo. Cuando compras productos de Comercio Justo te aseguras de que los alimentos proceden de lugares donde se está haciendo un esfuerzo por respetar el precio justo de cada cosa para ayudar a las economías en desarrollo, conseguir un intercambio horizontal y evitar las desigualdades.
  • Elige en la medida posible productos frescos sobre productos procesados. Los alimentos procesados, para poder conservarse, son tratados con sustancias poco recomendables para nuestra salud.

Es necesario adoptar prácticas como estas para asegurarnos de que nuestro consumo –que es inevitable– tenga el menor impacto sobre el planeta y también sobre nosotros. Y además no implican ningún gasto ni esfuerzo extra. Pongamos en práctica desde hoy estas pequeñas acciones cotidianas y sintámonos orgullosos de nuestro paso por el planeta.

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