Autora: Adriana Cárdenas

Algunos de los fundamentos para una adecuada gestión de programas de voluntariado pueden resumirse en la “teoría de las 5 C” del profesor Sandalio Gómez: claridad, coherencia, comunicación, credibilidad y confianza.

CLARIDAD:

Punto de partida: la intención y la puesta en acción debe coincidir con la necesidad.

No podemos empezar un programa de voluntariado si no existe claridad. El primer paso de cualquier organización u empresa es definir qué se quiere hacer y cómo se quiere hacer. Sin embargo, el cómo no puede definirse sin antes analizar las necesidades existentes en la comunidad con la que se busca colaborar y los recursos con los que se cuentan para invertir en el programa de voluntariado.

Si, por ejemplo, los empleados de una empresa desean trabajar en favor del medio ambiente y deciden plantar árboles con este propósito, después de un acercamiento con la comunidad u organización con la que buscan colaborar, pueden darse cuenta que quizás plantar árboles no es la solución, sino diseñar una campaña de concienciación en la comunidad para evitar el desecho de basuras en áreas protegidas de la ciudad.

COHERENCIA: 

Si se quiere tener un impacto positivo en la sociedad a través del voluntariado, se debe actuar acorde con ello.

El programa de voluntariado debe ser coherente. Tras identificar la organización y la causa que se desea apoyar, es necesario establecer objetivos concretos que se alineen con la esencia de la empresa y den solución positiva a una necesidades o necesidades de la ONG seleccionada. A partir de allí se deben definir los objetivos alcanzables y definir la manera en que se evaluarán.

Es importante darle seguimiento al proceso y no solo a los resultados. De esta manera se pueden mejorar futuros procesos que en muchas ocasiones pueden ahorrar tiempo, costes y mejorar resultados. No hay que olvidar que medir el desempeño y compromiso de los empleados es parte de la medición de resultados, y que esto ayuda a la empresa a entender también las necesidades de ellos y su desempeño dentro de la empresa antes y después de colaborar con la ONG.

COMUNICACIÓN:

Lo que se comunica debe tener coherencia con lo que se hace.

El momento de los resultados no es el único en el que podemos utilizar la comunicación. Debemos comunicar también el proceso con todas las personas y entidades involucradas.

Los canales de comunicación interna de la empresa, formales e informales, pueden utilizarse para recopilar información clave para determinar el tipo de proceso que se utilizará en el voluntariado. Además, ayudará a formar una cultura de voluntariado dentro de la organización, en la que todo el personal estará informado de los objetivos y estado del programa. Es crucial mantener la coherencia entre lo que la empresa espera y lo que esperan quienes participan en el programa, solo así las líneas de comunicación y satisfacción de ambas partes pueden lograrse.

CREDIBILIDAD Y CONFIANZA:

La comunicación y la acción deben ir de la mano. 

La credibilidad se logra cuando se cumple con lo que cada parte se compromete. Cumplir con las tareas asignadas es parte del desarrollo de la credibilidad institucional. Por ello, la comunicación y la acción son tan importantes. De nada sirve comunicar si las acciones no están presentes.

La confianza se gana con el tiempo, y es por ello que para que la relación entre ONG, empresa y voluntarios sea efectiva y eficiente debe haber un diálogo transparente entre las partes y un conocimiento de las expectativas de cada uno.

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La imagen de la cabecera es de rawpixel en pixabay

Este artículo está escrito por Adriana Cárdenas para el Blog de Idealistas.org

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