Rocío es Ingeniera ICAI. Con una clara vocación social y años haciendo voluntariado en varios países de la mano de distintas ONG, también ha sabido hacer de lo social su profesión, y trabaja desde el área de RSC de una gran compañía.

¿En qué momento decidiste comenzar con el voluntariado, Rocío?

Siempre he tenido una vocación social. Tengo la suerte de haber nacido en una familia que me lo ha dado todo y ello me ha motivado a ayudar a aquellos que no han sido tan afortunados. Como me dice mi madre soy la defensora de las causas perdidas. He estado involucrada con varias ONG y he trabajado como voluntaria independiente desde hace mas de 12 años con distintos colectivos, niños, personas sin hogar, adolescentes, personas mayores, personas con discapacidad, refugiados… y en distintos países, España por supuesto, Bosnia, Camerún, India, Israel, Palestina, Marruecos… y no podría concebir mi día a día sin el apoyo a estos colectivos vulnerables. No se trata de hacer grandes cosas sino de hacer lo que esta en tu mano para ayudar a los que tienes cerca y que están en una situación complicada. Muchas veces un pequeño gesto, como una sonrisa, puede cambiar el día de una persona.

¿Cuáles han sido los principales proyectos en los que has colaborado?

Entre los proyectos u ONG con las que he colaborado destacaría Asociación Bokatas, ha sido la primera ONG con la que me comprometí al 100 x 100 y a día de hoy sigo como voluntaria después de 7 años. Se trata de una ONG de acompañamiento a personas sin hogar. Empecé a colaborar haciendo rutas de calle; cuando salí de la universidad, estuve en la junta directiva, ayudé a abrir la sede en Zaragoza y quiero creer que lo que es hoy Bokatas tiene un poquito de todos los que hemos pasado y los que estamos en la ONG. Las personas a las que acompañamos tienen historias increíbles y muchos de ellos forman ya parte de mi vida y comparto con ellos grandes momentos todas las semanas.

Apoyo a las siervas de María en el hospital de Widikum, en Camerún. Las conocí cuando fui con la Fundación Ingenieros ICAI junto a otros tres voluntarios a impartir un curso de energías renovables en Kumbo de la mano de la ONG SCHUMAS. Hicimos noche con ellas a la ida y a la vuelta del viaje. Tenían desde hace tiempo -financiados por la Fundación e Ingenieros sin Fronteras- baterías, placas, regulador e inversor pero no estaban conectados: llevaban más de un año sin instalarse. La última noche que dormimos allí se fue la luz y un bebé se fue al cielo. A mi vuelta a Madrid decidí volver a montarles la instalación financiándolo de mi bolsillo con la ayuda de familiares y amigos. Estuve un mes, diría que el más especial que he tenido nunca, viviendo con las monjas y los trabajadores locales y trabajando en la instalación. Verla funcionando ha sido el mayor orgullo que he podido sentir. Y ahí nació, más que una colaboración, la amistad con las hermanas. Desde entonces les he financiado a partir de mis ahorros un regulador de voltaje para el hospital, un estudio de necesidades, les gestiono las cuentas, les solicito los fondos de emergencia a las distintas ONG que les apoyan y les elaboro los informes. Aunque están en guerra y no puedo ir, a través de Whatsapp -doy gracias a Dios por las nuevas tecnologías- les soluciono desde España las incidencias eléctricas con apoyo de su electricista local.

A raíz de ese viaje conocí la ONG Idiwaka, ONG formada por médicos y enfermeras que hacen campañas en ese hospital. Con su apoyo pudimos mandar un médico el año pasado al hospital para ayudar a las hermanas. 

Y ahora me han solicitado ayudarles con la instalación de un hospital en Uganda en el que hacen también campañas médicas, para la que estamos buscando financiación. 

Tendrás muchos momentos y anecdotas pero,  ¿hay alguno especial que te motive para seguir ayudando?

Tengo infinitos. Me quedo con el mes con las hermanas en Camerún, poder ver las incubadoras funcionando durante una semana salvando vidas, cuando no había luz en la región. Ha sido lo mas gratificante que me ha pasado.

Y por reciente, ya que ha sido este mes de agosto, una persona sin hogar de la zona de Madrid donde hago ruta a la que le conseguimos un albergue en julio, me ha escrito para decirme que tiene trabajo. Esas son las historias que nos hacen salir a la calle semana tras semana.

¿Como es tu experiencia trabajando en el departamento de RSC del Santander?¿Por qué decidiste dedicar tu carrera a ese ámbito?

Para mi es gratificante poder dedicar no solo mi tiempo libre sino también mi trabajo a aquello en lo que creo. Estoy convencida de que para cambiar las cosas, apoyar a las comunidades locales, frenar el cambio climático y proteger el medio ambiente necesitamos a las grandes compañías. Hay empresas cuyo volumen es mayor que el de las economías de muchos países. Si hiciésemos un ránking estarían entre las principales economías mundiales. Y solo con su apoyo, generando beneficios que luego podamos revertir en las sociedades, podremos crear un cambio real. Poder trabajar en una empresa como Banco Santander en el Área de banca responsable para poder poner una empresa de esta magnitud al servicio de las personas y las empresas es para mi es una gran oportunidad.

La imagen de la cabecera es de lograstudio en pixabay

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